viernes, 25 de marzo de 2011

Las cuatro leyes de la Espirituales de la India

La primera dice:
“La persona que llega es la persona correcta”, es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.

La segunda ley dice:
“Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido”.
Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante.
No existe el: “si hubiera hecho tal cosa…hubiera sucedido tal otra…”. No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante.
Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.

La tercera dice:
“En cualquier momento que comience es el momento correcto”.
Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.

Y la cuarta y última:
“Cuando algo termina, termina”.
Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia.

Creo que no es casual que estén leyendo esto, si este texto llegue a nuestras vidas hoy; es porque estamos preparados para entender que ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado!
Vive Bien, Ama con todo tu Ser y se Inmensamente Feliz!
“Si un día tienes que elegir entre el mundo y el amor, Recuerda:
Si eliges el mundo quedarás sin amor,
pero si eliges el amor,
con él conquistarás al mundo”
Albert Einstein

jueves, 10 de marzo de 2011

Felicidad

La felicidad no tiene contrapuesto, porque nunca se pierde. Puede estar oscurecida, pero nunca se va, porque tú eres felicidad.

La felicidad es tu esencia, tu estado natural y, por ello, cuando algo se interpone, la oscurece, y sufres por miedo a perderla.

Te sientes mal, porque ansías aquello que eres. Es el apego a las cosas que crees que te proporcionan felicidad, lo que te hace sufrir.

No has de apegarte a ninguna cosa, ni a ninguna persona, ni aún a tu madre, porque  el apego es miedo, y el miedo es un impedimento para amar.

El responsable de tus enfados eres tú, pues aunque el otro haya provocado el conflicto, el apego y no el conflicto, es lo que te hace sufrir.

Es el miedo a la imagen, que el otro haya podido hacer de ti, miedo a perder su amor, miedo a tener que reconocer que es una imagen la que dices amar, y miedo a que la imagen de ti,la que tú sueñas que él tenga de ti, se rompa.

Todo tiempo es un impedimento para que al amor surja.Y el miedo no es algo innato sino aprendido. El miedo es provocado por lo que no existe. Tienes miedo porque te sientes amenazado por algo que ha registrado la memoria.

Todo hecho que has vivido con angustias, por unas ideas que te metieron, queda registrado dentro de ti y sale como alarma en cada situación que te lo recuerda.

No es la nueva situación la que le llena de inseguridad, sino el recuerdo de otras situaciones,que te contaron o que has vivido anteriormente con una angustia que no has sabido resolver.

Si despiertas a esto, y puedes observarlo claramente, recordando su origen, el miedo no se volverá a producir, porque eliminarás el recuerdo.

Fuente: Consciencia &conciencia

jueves, 3 de marzo de 2011

Interesante

Cuando el terapeuta y el paciente ya no son dos, cuando el terapeuta no es solo un terapeuta, y cuando el paciente ya no es un paciente, sino que surge una profunda relación de yo-tú, cuando el terapeuta no quiere “tratar” a la persona, cuando el paciente no mira al terapeuta como separado de sí mismo, en esos raros momentos ocurre la terapia, cuando el terapeuta ha olvidado sus conocimientos y el paciente ha olvidado su enfermedad y hay un dialogo, un dialogo entre dos seres. En ese momento entre los dos ocurre la sanación. Y si ocurre, el terapeuta siempre sabrá que él solo funciono como un vehiculo de una fuerza divina, de una sanación divina, él estará tan agradecido por la experiencia como el paciente."


Osho

martes, 1 de marzo de 2011

THDA


El sábado pasado tuvo lugar la XXI Jornada Médico-Quirúrgica, que anualmente se realiza en mi hospital, y que cada año intenta introducir novedades y actualizaciones en algún tema pediátrico. Este año la especialidad protagonista era Neuropediatría y aunque a priori no es de mis especialidades favoritas y se juntaba el hecho de que la jornada sea un sábado "libre" -la cual cosa requiere cierto esfuerzo suplementario- tengo que decir que superó con creces mis expectativas.


La primera charla que es la que resumiré hoy hablaba sobre el TDAH o Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. La comunicación la realizó la Dra. González que es una excelente neuropediatra y que fue compañera mía de residencia (espero que no se moleste por la transcripción de los datos que nos dió).


El TDAH es, como ha ocurrido con otras muchas enfermedades que se conocen desde antaño, una enfermedad de la que se habla bastante últimamente. Y parece que esté "de moda". La sensación como pediatra es que es un diagnóstico quizá demasiado común en los tiempos que corren, como si cualquier niño por el hecho de ser un poco movido o un poco despistado fuera catalogado de hiperactivo. Posiblemente la clave, como en otros tantos temas, es caer en las manos de un profesional adecuado que conozca en detalle la enfermedad.


Aún así los datos nos arrojan una frecuencia alta en la población general, ya que puede afectar al 3-6% de los niños en edad escolar, la cual cosa a grandes rasgos implica que en cada aula de nuestro país por probabilidad hay un niño afecto de TDAH. El TDAH es un trastorno del desarrollo cognitivo-conductual y es el más frecuente de dichos trastornos en la edad infantil. Aunque es en la infancia donde se suele diagnosticar con más frecuencia, en un porcentaje no despreciable, los síntomas persisten en la edad adulta.


Los 3 síntomas nucleares del TDAH son la inatención (parece que no escuchen, evitan las tareas que requieren esfuerzo), la hiperactividad (se levantan constantemente, corren en momentos en los que "no toca") y la impulsividad (dificultad para guardar el turno o interrupción de la actividad de otros). Como estos 3 síntomas se combinan en diferente proporción, el trastorno se divide en diferentes subtipos en función de qué síntoma predomina.


En principio es más frecuente en niños que en niñas, aunque es posible que en las niñas, en las que predomina el subtipo inatento el diagnóstico pase más desapercibido (un niño impulsivo o hiperactivo llama más la atención que uno inatento). En cuanto a la hiperactividad, que suele ser lo más llamativo y en ocasiones lo más molesto, tiende a mejorar con la edad siendo la inatención lo más prolongado en el tiempo y el síntoma que más repercusión a largo plazo va a tener en la vida del individuo (fracaso escolar, dificultades laborales, etc)


Los primeros síntomas se detectan entorno a los 3 años. Y en un porcentaje no despreciable hay asociación con otros problemascomo por ejemplo trastornos del aprendizaje, tics, trastornos del sueño o en adolescentes y adultos, abuso de sustancias tóxicas.


El origen del TDAH es multifactorial y se creen implicadosfactores genéticos y factores ambientales. Uno de los factores ambientales sobre el que las madres podemos incidir es sobre el tabaquismo materno durante la gestación, que parece ser un factor de riesgo.


El diagnóstico del TDAH es clínico, y se basa en los criterios del DSM-IV. El DSM es un manual para el diagnóstico de las enfermedades mentales. Dichas enfermedades en su mayoría no tienen una prueba de laboratorio o de imagen que las diagnostique definitivamente. El diagnóstico se basa en cumplir una serie de criterios. La cual cosa no deja de tener cierto grado de subjetividad, y ahí es donde yo me refería a que es posible que haya sobrediagnósticos de TDAH. Los criterios diagnósticos de los que hablo los podéis ver detallados aquí, y en esa lista creo que hay que dar mucha importancia a los criterios esenciales como por ejemplo la interferencia con la vida cotidiana o la comparación con otros niños de la misma edad.


El tratamiento del TDAH debe incluir además del tratamiento farmacológico, el cognitivo-conductual, el psicopedagógico, el apoyo familiar y el tratamiento de trastornos asociados, si es que los hay. En cuanto al tratamiento farmacológico clásico, elmetilfenidato, parece que la experiencia acumulada lo valida como un fármaco bastante seguro y con pocos problemas a largo plazo. Aunque no deja de ser un tratamiento crónico y no exento de efectos secundarios. No obstante, los datos parecen indicar que un niño con TDAH que no se trata suele tener una evolución desfavorable en la adolescencia y en la vida adulta, así que supongo que está claro hacia dónde se inclina la balanza en los casos en los que el diagnóstico es de certeza.

Fuente: Dra  Amalia Arce
http://dra-amalia-arce.blogspot.com