lunes, 3 de diciembre de 2012


El concepto de coaching, no es algo reciente porque encuentra sus raíces en la antigua Grecia, hace más de dos mil años, de la mano de Sócrates con su método de la Mayéutica, que estimulaba con preguntas a sus discípulos para que encontraran las respuestas.
Los seres humanos somos similares a una bellota, que alberga en su interior todo su potencial, que hará que más tarde se convierta en un imponente roble y que solamente necesita alimento, estímulo y luz para crecer. Dentro de cada uno de nosotros existe esa bellota y depende exclusivamente de nosotros el qué hacer con ella sabiendo que podemos, si así lo deseamos, llegar a ser un roble, un majestuoso roble.

jueves, 5 de abril de 2012

Fibromialgía Emociones no Expresadas


¿Qué es la Fibromialgia?

Se refiere a un trastorno musculoesquelético que se caracteriza principalmente por una fatiga extrema, rigidez variable de los músculos, tendones y tejido blando que los rodea, acompañado de un dolor persistente de los mismos. Al margen de estas características físicas encontramos otras de índole psicológico, como dificultades en el sueño, rigidez por la mañana, cefaleas, problemas con el pensamiento y la memoria (lagunas mentales), ansiedad, que imposibilitan mucho la cotidianidad de la persona que la padece.

¿Qué implicación tienen las emociones en la Fibromialgia?

Los malestares emocionales junto con su represión provocan un estrés elevado en el individuo, dicho estrés cuando no es controlado se hace crónico y es aquí cuando empiezan a emerger toda una serie de enfermedades, entre ellas la Fibromialgia.
Las personas que tienden al perfeccionismo, a la necesidad de ser valorados y amados por aquellos que le rodean, en definitiva, aquellos que buscan la aprobación en todo lo que hacen, tienden a dejar de hacer lo que les gusta por miedo a no ser entendidos, reprimen sus impulsos, sus pensamientos y sus emociones. Esto hace que su cuerpo viva en una constante tensión que traducida al lenguaje corporal se convierte en dolores de estómago, de cabeza, etc. Partiendo de esta premisa podríamos catalogar a la Fibromialgia como la enfermedad de las emociones no expresadas, cuyo principal síntoma es el dolor.
Suele darse en personas con grandes expectativas, perfeccionistas, responsables, pero a su vez obstinadas, rígidas en el trato, que no suelen dar su brazo a torcer. Evidentemente no todo el mundo es igual, siempre hay particularidades a tener en cuenta.

Dos grandes características de la personalidad que se asocian a pacientes con Fibromialgia son la ira y el orgullo reprimido, estas emociones negativas van muy de la mano del dolor al que se ven expuestas ¿quién no se enfada cuando se siente mal?. Suelen tener poca tolerancia a la crítica y no se ven como los describen. Cada desengaño o desilusión que sufren acaba representando una herida abierta que va apoderándose de su cuerpo. Tienden a tomarse cualquier cosa como un ataque a su persona y sobre todo hablan de incomprensión con respecto a su situación.

Dada las características emocionales y de personalidad que sustentan, cuando se enteran de que padecen un trastorno crónico tienen tendencia a caer en depresión. De repente se les desmorona el mundo que habían creado para ellos y todo lo ven negro.

Todas las enfermedades expresan algo, emocionalmente hablando, y para poder superarlas hay que partir de la aceptación. Debemos asumir que padecemos esta enfermedad para así poder integrar ese pensamiento en nuestro día a día y aprender a combatirla con la mejor de las voluntades. Una vez más la actitud que adoptemos ante los problemas que la vida nos plantea es determinante. En el momento que asumimos que el trastorno forma parte de nosotros, podemos replantearnos la vida y ser capaces de cambiar.

¿Cómo empezar a combatir la Fibromialgia?

Lo primero que debe hacer la persona es cambiar de estilo de vida, es básico bajar los niveles de estrés a los que ha estado sometido todo este tiempo y dejar aparcada la auto exigencia. Después debe aprender a establecer límites a su malestar emocional, o lo que es lo mismo, decir no sin sentirse culpable. Debe aprender a perdonar a las personas que considera le han agredido y sobre todo perdonarse a si mismo por exigirse tanto. Hay que tener algo muy claro, la felicidad no es algo que se encuentra por la calle, ésta está en el interior de cada uno de nosotros, y es algo que olvidamos con frecuencia.

Lo primordial es que se deje de ver como víctima y asuma la responsabilidad de sus acciones, pensamientos y emociones. El ser consciente de que soy responsable de lo que me pasa es el primer paso para la curación, porque si yo me lo he creado yo me lo puedo quitar si le pongo la actitud y perseverancia correctas.

Hay que trabajar la empatía como forma de mejorar las relaciones personales. Uno tiene que tener la capacidad de ponerse en la piel del otro y asumir que éste no tiene por qué pensar ni ver las cosas como lo hacemos nosotros. En el momento que se desarrolla esta capacidad las tensiones se ven muy reducidas. De la misma manera que trabajando la asertividad, es decir comunicarse diciendo siempre lo que uno piensa y siente, sin entrar a herir a nuestro interlocutor, se llega a dialogar de forma que lo que en un principio pudo haber sido una defensa ante un supuesto ataque, se convierta en un diálogo sin presencia de tensiones emocionales que deriven en malestares físicos o psicológicos.

En definitiva la actitud es tomarse la enfermedad como una oportunidad para cambiar y crecer como persona, y no como una adversidad de la que no podemos salir.

CIARA MOLINA
Psicóloga Cognitivo Conductual especialista en Gestión Emocional

martes, 27 de marzo de 2012

Las preocupaciones nos hacen enfermar



Preocuparse es tan común, que parece que fuera natural. Pero las preocupaciones acarrean muchos problemas de salud y además son inútiles para solucionar cualquier cosa que necesitemos resolver.
Cuando nos preocupamos por cualquier cuestión, lo hacemos con la finalidad de querer resolverla o evitarla para que no se presente en nuestra vida. 
Sin embargo, cuando hacemos esto, estamos dejando el tiempo suspendido. 
Nos alejamos del presente, que es el único lugar que existe para actuar. 
O mejor dicho, colmamos nuestro presente con energías inútiles que no nos ayudan a actuar. 
La acción de preocuparse significa: desasosegar, intranquilizar, ansiar, inquietar, alarmar, recelar, angustiar, obsesionar, afligir, ofuscar, desvelar, impacientar. 
Si nos invadimos de estas energías, nos alejamos del presente donde se encuentran las situaciones que pretendemos resolver y estas quedan sin atender. Por ende, solo podemos dar vueltas y vueltas en una actitud fútil y desgastante, que además afecta nuestro cuerpo físico.
La acción contraria a preocuparse es: ocuparse, responsabilizarse, cuidar, fomentar, interesarse, prevenir. 
Y esto sí que nos ayuda a resolver o a evitar aquellas cuestiones de las que estamos preocupados. 
Cuando hacemos esto, no solo resolvemos o evitamos lo que estamos temiendo, sino que además nos embarga una agradable sensación de empoderamiento, que lejos de desgastarnos, nos hace sentir vitales y saludables.
A la sabia naturaleza no le quedan bien nuestras preocupaciones y le encanta que nos ocupemos de nuestros asuntos. 
Nuestro cuerpo se resiente fuertemente cuando tenemos el habito de preocuparnos y muchas veces no somos consientes de lo que esto significa para nuestro organismo.
Cuando nos preocupamos comenzamos a tensar muchos órganos de nuestro cuerpo, provocamos muchos inconvenientes en su funcionamiento que luego de un tiempo comienzan a manifestarse de distintas formas. 
La tensión acumulada en cuero cabelludo hace que nuestro cabello se debilite, se vea seco, sin vida y el poco alimento que le llega por la baja circulación de nutrientes puede crear la no deseada caída del cabello. 
La tensión acumulada por lo que no nos gusta ver, nos produce tensión en los músculos y nervios de los ojos disminuyendo la visión.
La tensión acumulada en el cuello y los hombros nos podrán fomentar tortícolis y dolores en los hombros y brazos. La tensión acumulada en los brazos nos creará tendinitis. 
La tensión acumulada en el pecho nos traerá dolores de angustia y en su recurrencia puede afectar el normal funcionamiento del corazón. 
La tensión acumulada en la espalda nos creará lumbagos y problemas con las vertebras de la columna. 
La tensión de los músculos del ano nos creará hemorroides y así, la lista es enorme.
Si nuestro cuerpo se resiente debido a las preocupaciones, es evidente que estas no son bienvenidas, ni necesarias. 
Es obvio que las preocupaciones son muy difíciles de manejar en esta vida tan ajetreada, pero podemos prestar más atención para buscar una manera más aliviada de vivir. 
La naturaleza nos agradecerá que procuremos vivir con más armonía, más serenidad y más paz interior.
La sensación de preocupación nos entrega un mensaje muy claro respecto a lo que podemos hacer para evitar o solucionar nuestros asuntos. 
En realidad solo hay dos salidas a esta cuestión, o hacemos algo o aceptamos las cosas tal como están y no hay más. 
Si podemos hacer algo, lo haremos. 
Si no queremos hacer algo al respecto también está bien, pero preocuparse está demás.
Las preocupaciones tienen su origen en la fuerte sensación de desconfianza del proceso de la vida. 
No hemos aceptado la maravillosa promesa de que no tenemos que preocuparnos, porque todo lo que necesitamos nos será otorgado por nuestro Padre. Cuando aceptemos esto en su totalidad, nos relajaremos y nos sentiremos mucho mejor. 
Podremos dar un suspiro de alivio y poner una sonrisa en nuestro rostro y también reír. Para mientras que trabajamos en aceptar esta promesa con toda su increíble verdad, necesitaremos hacer ejercicios de relajación y mucha meditación.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Lo que la boca CALLA el cuerpo GRITA parte I

"Cuando yo necesitaba llorar para limpiar mis emociones y mi mente no me lo permitió, mi nariz siempre tenía a punto un catarro para que las lágrimas quedasen libres.
Cuando necesité escuchar mi voz interior, y las voces de mis prejuicios me ensordaban el corazón, siempre estuvo mi oído alerta y me dolió para procurarme el silencio preciso.
Cuando necesité cambiar de rumbo y tomar otro camino, pero sentí el temor de no ser capaz, siempre me torcí un tobillo, o salió una piedra a mi paso, o la rodilla me inmovilizó un tiempo hasta superar el miedo y encontrar así el mejor momento para seguir avanzando.
Cuando necesitaba expresar lo que me callaba y la mente se asustaba de la libertad de mi expresión y me ordenaba resignarme, tragándome mis palabras, ocurrieron dos cosas: a veces mi garganta se quedaba muda para que yo aprendiera a gritar, y a veces mi estómago vomitó lo tragado para que yo aprendiera a nutrirme mejor.
Cuando necesité mirar sólo hacia delante y perdonar el pasado, y algo en mí se resistía con rencor, siempre mi cuello se quedó rígido y dolorido, hasta que poco a poco me enseñó a ser flexible como los juncos, y mirar a todos los lados con amor.
Porque cuando necesité nacer, hubo un hermoso cuerpo que se brindó para servirme de guía y de compañero en ésta aventura de vivir."
 
                                                           “Lo que el corazón me dijo”.   Magdalena Lasala
 

jueves, 2 de febrero de 2012

Sabiduría para el día a día Parte II







Disfruta del momento presente porque es el futuro en plena creación. 

Cuando estés cansado, recuerda los momentos de felicidad y recobrarás la fuerza. 

Si observas con calma, verás con mayor claridad las situaciones tal y como son. 

El optimismo y la conciencia clara son signos de una vida equilibrada. 

La libertad verdadera significa estar más allá de la influencia de la gente y las posesiones. 

La sencillez de carácter es el resultado más natural del pensamiento profundo. 

La aceptación es el secreto de la satisfacción. La apreciación es el secreto de la felicidad. 

Cuanto más desarrollo el hábito de percibir la bondad, más emerge mi propia sensación de bienestar. 

Solo puedo dar lo mejor de mí a los demás cuando estoy en contacto con lo mejor de mí. 

Haz las cosas con tanto amor de tu corazón que nunca más desearías hacerlas de otro modo. 

martes, 24 de enero de 2012

Sabiduría para el día a día Parte I




Los pensamientos son como las semillas: cuando son sólidos y saludables, las palabras y las acciones también lo son.

Los pensamientos ocupan más tiempo y espacio en nuestras vidas que las acciones.

Protégete de los pensamientos inútiles y negativos manteniendo una actitud positiva.

Convierte los buenos pensamientos en el tesoro de tu vida y tendrás prosperidad.

Con el fin de lograr la excelencia, aporto belleza y calidad a cada palabra y acción.

Que la dulzura de mis pensamientos, palabras y acciones sea la más visible de mis virtudes.

La verdad es como el sol: no puede permanecer oculta, siempre acaba saliendo.

Si fomentas el sentido del respeto por ti mismo, la consideración te seguirá como una sombra.

No permitas que la distancia que debes recorrer hoy te impida dar el primer paso.

La autotransformación es el mayor regalo que puedes ofrecer al mundo.